sábado, 16 de abril de 2011

Señor, dame paciencia.

Un sabio me dijo que una empresa es como un hijo. A veces viene sin más; otras lo planificas, esperas, anhelas, ves nacer, mimas, cuidas y le ves dar los primeros pasos.

No pensaba volver por Seur pero me tragé el orgullo por el bien de mi futura empresa.Volví, volví para volver a oir la misma letanía: el jefe no está, el comercial no está, deje su número de teléfono y le llamaremos lo más urgentemente posible.

Pues si funcionan para los recados, no les digo yo cómo funcionará para mandar paquetes. Me da miedo de pensarlo.

Si sirve de consuelo, como se suele decir "Mal de muchos, consuelo de tontos", les diré que tambíén he ido a Halcurier y me han hecho lo mismo.

Señor, dame paciencia.

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